Qué Fuimos Haciendo | Crónica Mendoza
Fundación Los Niños del Mañana
Mendoza, Abril de 2011
Muchos éramos los que sólo conocíamos su obra, mas poco de su persona. Recordábamos su propio mensaje: “por sus acciones seréis juzgados” y no necesitábamos más que eso para seguir funcionando como grupo. Sin embargo, la venida de Raúl a Mendoza resultó una huella indeleble en nuestras almas.
Tal vez pactamos este encuentro hace muchísimos años atrás, pensaba mientras Raúl nos hablaba sentado a la mesa entre mates y tortitas. Tal vez fueron los mismos niños, los que propiciaron el encuentro….de algo estábamos seguros, nada era casual.
Como en charla con mi tío Roberto o como con el tío Roberto de cualquiera de nosotros, era la familiaridad con la que conocimos a Raúl y a Gabriela mediante una cena un viernes santo. Santo para el planeta y santo para nosotros, aunque seguramente por motivos diferentes. Así, transcurrió nuestro primer encuentro: entre risas, recuerdos y la calidez y confianza de espíritus afines mucho antes de llegar a Mendoza, muchos antes de conocer la Fundación, mucho antes de bajar al planeta…
Cada paso de Raúl contaba con la bendición de ese espacio, cada momento con la bendición de ese tiempo y así entre un tiempo y espacios inexistentes fuera de nuestra dimensión surgían las respuestas a nuestras preguntas. Preguntas que oscilaban entre el espíritu y la materia, respuestas que sólo encontraban su límite en nuestras propias dudas.
Un recorrido era inevitable en el paso de Raúl por esta tierra del vino , mostrarle nuestra Feria Americana en Corralitos y Maipú: un lugar de experiencias inimaginables tanto por las ventas, las donaciones, los nuevos miembros surgidos de la clientela, los vacíos de cuando juega Argentina y más, anécdotas de todo tipo que han ido enriqueciendo la vida de cada uno de los que se ponen en “acción”.
Luego vino la charla en el club social de Maipú, donde Raúl, a modo de anfitrión recibió a cada uno de los futuros oyentes, personas quienes desconocían la identidad del hombre simpático que los saludaba en la puerta y mucho más: su mensaje. Mientras trascurría la charla, me detuve a mirar cada una de las caras allí presentes. Una vez más, volví a tener la sensación de que como un guiño del destino, e independientemente de quienes fueron invitados y por quiénes, estábamos autoconvocados a un momento y lugar fijado mucho tiempo antes de antes de antes.
Con la tranquilidad que lo caracteriza, y haciendo gala de su sencillez, una vez más, Raúl nos acercaba un relato. Sin pausa, sin prisa y con la solidez de quien varias veces contó su historia, comenzó una nueva siembra de palabras.
Por momentos Raúl se incluía y hablaba de un nosotros inclusivo “en nuestro paso por la tierra” pero conforme comenzó a profundizarse el nivel de las preguntas y más aún el nivel de las respuestas, Raúl cambió de un nosotros a un ustedes. Fue allí, cuando muchos comprendimos quién era realmente y porqué coincidimos en tiempo y espacio en ese antiguo club mendocino durante, tal vez… treinta y tres minutos (?).
Aún estamos asimilando aquel encuentro. Aún su vos resuena en cada uno de nosotros y lo pensamos a diario. No tenemos más que palabras de agradecimiento a la Causa que nos re-unió, a Raúl que con tanto amor la inició, a Gabriela cuya fuerza lo sostiene y a todos los Funima que mantienen viva esta célula vibrando en la sociedad dando cuenta de que este todo es más que la suma de las partes porque tiene su propio pulsar.
Aún fecundan en nosotros las semillas esparcidas por Raúl, resta ahora hacernos cargo de la parte que nos toca ya sea en nuestro compromiso con los niños, ya sea en mejorar día a día nuestros vínculos, ya sea en derramar en nuestra comunidad lo que como grupo seamos capaces de construir, ya sea “despertar” de la siesta de un sistema “que supimos conseguir”.
Éramos muchos los que sólo conocíamos su obra desde las formas, en este tiempo aprendimos que ella es sólo la parte visible de un “proyecto” que nos supera en donde el fondo cobra sentido si al tocar nuestro hombro, llega al corazón y si al tocar nuestro corazón despertarmos al amor.
